Es una causa común de deterioro cognitivo en el anciano, ya que provoca entre el 15% y el 30% de los casos de demencia. Se trata de un trastorno complejo resultante de múltiples infartos, de una lesión cerebral o de hemorragias intracraneales.
Aunque adopta distintas tipologías clínicas en función de la localización de la lesión en el cerebro, pueden establecerse una serie de características comunes que ayudan a identificar este tipo de demencia: